La pandemia del Coronavirus ha puesto a prueba la estrategia y las capacidades de la tecnología de nuestras empresas. Ventas, logística y atención al cliente han sido probablemente los procesos más estresantes, cuando no es posible reunirse presencialmente. Los atractivos sitios web y costosos ERP se volvieron insuficientes para atender la nueva demanda que propone una vida con distanciamiento.
Pero, ¿a qué se debe que industrias como la financiera y el retail —percibidas como usuarias avanzadas de tecnologías para ofrecer sus productos y servicios— fueran sobrepasadas en sus capacidades para atender a sus clientes a distancia?
En una mirada rápida para dar respuesta a esta pregunta, nos encontramos varias situaciones que vale la pena revisar:
- Una notable ausencia de información actualizada, respecto de las capacidades tecnológicas reales de la organización.
- Una considerable asimetría de conocimiento en materias tecnológicas entre las distintas áreas de la empresa, sus gerentes y directores encargados de gestionar la crisis.
- Una organización que sitúa a la gerencia de TI en el centro de la estrategia tecnológica de la empresa, imposibilitando una mirada integral de las necesidades de digitalización y automatización del negocio.
Estas limitaciones fundamentales, han convertido la sala del directorio en una verdadera Torre de Babel, a la hora de desarrollar una visión y una estrategia acorde a los desafíos que imponen los tiempos.
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En mi opinión, para abordar adecuadamente estos desafíos, se requieren las siguientes acciones y condiciones:
- Un nuevo mindset, que permita a directores y gerentes visualizar las tecnologías de información como el sistema circulatorio del core business, atravesando e integrando todos los procesos clave de la organización de manera transversal.
- Comprender a cabalidad el estado actual en que se encuentra la organización, revisando el nivel de adopción de tecnologías estándar, capacidades y competencias con las que cuenta.
- Realizar un benchmark tecnológico con su industria e industrias similares, identificando gaps y oportunidades de adopción inmediatas o de corto plazo.
- Alinear la estrategia tecnológica con los objetivos, definir recursos y establecer prioridades, instalando un equipo o comité que articule y dirija su implementación de manera eficiente.
- Desarrollar o adquirir los conocimientos, competencias y prácticas necesarias para concretar con éxito los avances requeridos.
- Medir y mitigar los riesgos.
Reconocer la necesidad de este nuevo enfoque es el punto de partida para surfear esta ola tecnológica y evitar que nos golpee desprevenidos.
Patricio Viguera
CPA, Ing.Comercial, MBA
Alumni IdDC