Al revisar los últimos estudios y encuestas a actores de la industria financiera, cuyo objetivo es mostrar cómo se percibe el gobierno corporativo de las compañías más transadas en la bolsa, no sorprende que coincidan en identificar algunos de los desafíos que enfrentan las organizaciones. Entre estos, la necesidad de fortalecer las aptitudes de las juntas directivas para abordar los cambios futuros; la necesidad de una composición más diversa de los Directorios y una evidente desconexión de estos con la realidad del país en donde están operando sus organizaciones, sin entender los riesgos, desafíos, intereses y expectativas de la sociedad.
Ya no es novedad que, no solo los inversionistas, sino la sociedad en su conjunto, estiman que las organizaciones deben actuar más allá de las regulaciones y preocuparse de sus prácticas ambientales, sociales y de gobernanza (aspectos ASG o ESG, por sus siglas en inglés). Pero ¿hasta qué punto los Directorios están entendiendo realmente este mensaje?
Hasta ahora, creo que no han entendido mucho. Es posible ver organizaciones que han respondido a estos desafíos integrando a una o dos mujeres a sus directorios, casi completamente conformados por hombres, rediseñando procesos y/o productos para ser ambientalmente más amigables y/o participando en campañas de impacto social. Ciertamente, medidas insuficientes e inconexas con una visión de negocios sostenible y rentable.
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Incorporar los aspectos ASG al negocio requiere no sólo de directores y directoras más preparados en éstos, sino también en la capacidad de incorporar miradas diversas y cuestionar el “business as usual”. Invertir en un mejor desempeño en aspectos ASG tiene por resultado una mejor rentabilidad, porque demuestra que la organización presta atención a lo correcto, que su gestión es correcta y su mira está puesta en largo plazo. Este enfoque de gestión es, actualmente, muy atractivo para los inversionistas y conduce a una mayor rentabilidad.
Como parte del proceso de gestión integral de riesgos, cada organización debe identificar sus impactos específicos y establecer el alcance de estos para evaluar los riesgos a los cuales se expone. Así mismo, es importante tener la capacidad de evaluar los riesgos a los que se expone la sostenibilidad del negocio ante las crisis ambientales, sociales y económicas de los entornos en donde operan.
Los riesgos ASG han cobrado relevancia en los mercados actuales, en donde, los inversionistas, las autoridades, consumidores y trabajadores consideran que son aspectos relevantes al momento de evaluar a las organizaciones desde diferentes puntos de vista, riesgos que, de materializarse, generan a su vez impactos reputacionales, legales y de carácter social que pueden afectar considerablemente a las organizaciones.
Estamos viviendo un cambio de paradigma y las juntas directivas deben hacerse cargo del rol que juegan sus organizaciones en este nuevo modelo. La separación entre empresas y sociedad ya no existe, cada una depende de la otra, la impacta y requiere de su bienestar.
Los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza no pueden ser manejados como una coyuntura, o como un evento del momento. Cuando los directores y directoras están enfocados en desarrollar el negocio, es cuando deben identificar y evaluar todos los impactos, contemplando tanto los ambientales, como sociales, positivos y negativos, actuales y potenciales. Para esto es fundamental estar informados. Y la información existe, está disponible.
Claudia Papic
Gerenta General en Fondo de Agua Santiago Maipo
Alumni IdDC