Pablo Jorquera
Director Educational Travel Group
Alumni IdDC
Las empresas “viven” simultáneamente en dos horizontes temporales: un horizonte de corto plazo, que corresponde a su operación del día a día y los resultados del año en curso; y un horizonte de largo plazo, liderado por el Directorio, donde se encuentra la definición de su rumbo y su estrategia futura.
Sin embargo, como un efecto colateral de la pandemia, muchos directorios han modificado sus prioridades para apoyar la operación del día a día, y minimizar el impacto de esta crisis sobre sus equipos de trabajo, sus clientes, y los resultados del año fiscal en curso, pero, no debemos olvidar que esto no es la normalidad, y que nuestra obligación como Directorio es volver en cuanto sea posible a mirar el largo plazo y definir las estrategias que permitan retomar nuestra senda de crecimiento. Eso sí, considerando que el concepto de “largo plazo” ha cambiado y que ya no es posible hablar de planes a 3 o 5 años.
Hoy el largo plazo lo definimos como un período de tiempo que se inicia al fin del año fiscal en curso y que no va más allá de los 18 meses siguientes, lo que nos obliga a interpretar con mayor velocidad y recurrencia el espacio estratégico en que nos encontramos, y en muchas ocasiones asumir la toma de decisiones con un nivel de incertidumbre mucho mayor al que nos gustaría.
Trabajo en equipo en el directorio
Bajo este escenario, es fundamental contar con un grupo de directores que tenga la capacidad de trabajar como equipo. Es decir, un grupo de directores que:
- Cuente con habilidades complementarias para potenciar su resultado conjunto
- Se apoye y colaboren entre ellos,
- Cuente con un profundo compromiso con el propósito común que los reúne
- Que se sienta responsable en conjunto por los resultados obtenidos
- Que confíe plenamente en la sinceridad, capacidad, y responsabilidad de cada uno de sus miembros para actuar en beneficio del logro de sus objetivos.
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Sin duda los equipos potencian las organizaciones, aúnan fortalezas y permiten acceder a resultados más altos de lo previsto. Lograr esta forma de trabajo a nivel de directorio permite entregar a nuestras organizaciones un mensaje y un rumbo claro, para navegar exitosamente en un escenario en el que aún esperamos encontrar numerosas turbulencias.
No debemos olvidar que podemos tener el mejor barco, la mejor tripulación, y la mejor tecnología para navegar, pero, si su capitán recibe instrucciones confusas o no sabe que rumbo debe tomar, no va a llegar a ningún lado.