Claudia Papić
Gerenta General en Fondo de Agua Santiago Maipo
Certificada IoD y alumni IdDC
Crisis hídrica. Si este aspecto no está aún en el mapa de riesgos de su organización, preocúpese. Si aún no integra los aspectos ambientales, sociales y de gobernanza (ASG o ESG, por sus siglas en inglés) a su evaluación formal de riesgos, preocúpese aún más.
Ya no estamos hablando del futuro, sino de los efectos que tienen los cambios que están ocurriendo hoy en nuestro entorno, en la disponibilidad de recursos y la calidad de vida de las personas, en la capacidad de las organizaciones para avanzar hacia la consecución de sus objetivos. ¿Seguiremos aprendiendo lecciones a golpes, en crisis? Al menos, podemos dejar de hacerlo cuando tengamos la capacidad de evaluarlo con anticipación e implementar acciones concretas para gestionar (evitar, mitigar o compensar) esos riesgos.
Déficit del agua
Un informe de las Naciones Unidas predice que el mundo podría enfrentarse a un déficit mundial de agua del 40% en 2030 si el consumo sigue como hasta ahora. En Chile, la Dirección General de Aguas (DGA, 2019) señala que en los últimos años se ha observado una disminución sostenida y creciente en la disponibilidad de recursos hídricos, de entre un 20% y 50% en las macrozonas sur y norte-centro respectivamente, la que se proyecta que siga en déficit en los próximos 30 años. Sabemos, al menos intuitivamente, los efectos que esto tiene en la calidad de vida de las personas, disponibilidad de alimentos, salud e higiene de la población. Pero ¿ha evaluado los efectos que esto tendrá en su negocio? ¿En el mercado en el que opera? ¿En sus trabajadores? ¿En sus clientes y la capacidad que tengan para pagar por los productos o servicios que usted ofrece? UNESCO publicó en 2016 un informe en el que se destaca que “la gestión sostenible del agua, las infraestructuras del agua y el acceso a un suministro seguro, fiable y asequible de agua y servicios de saneamiento adecuados mejoran el nivel de vida, expanden las economías locales y promueven la creación de puestos de trabajo más dignos y a una mayor inclusión social.
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Gestión sostenible del agua
La gestión sostenible del agua es también un motor esencial para el crecimiento y desarrollo sostenible. Abordar el nexo agua-empleo, especialmente a través de políticas coordinadas e inversiones, es por tanto un requisito indispensable para el desarrollo sostenible tanto en los países desarrollados como en los países en desarrollo”. Pero, ¿Cómo abordar esto ante escenarios de crisis hídrica? Un estudio liderado por la World Wildlife Fund (WWF, 2010) destaca que:
“Aún cuando las empresas buscan garantizar la prosperidad a largo plazo, mantener una ventaja competitiva y una distinción de marca, y garantizar la estabilidad y la preferencia en las cadenas de suministro, el aumento de la escasez de agua les presenta riesgos físicos, financieros, normativos y de prestigio. El tipo de empresa va a determinar el nivel y la forma de estos riesgos, así como la respuesta apropiada. Las empresas con una mayor dependencia al agua y las marcas más conocidas van a encontrase con los mayores retos para mantener su prestigio. Sin embargo, muchas otras empresas van a enfrentar cambios e incertidumbre debido a la creciente escasez de agua”.
Después de más de 10 años de análisis y evidencias, ¿Seguiremos sin integrar esto en nuestra evaluación de riesgos de la organización? ¿seguiremos operando sin evaluar las medidas que podemos implementar para mitigar estos riesgos? Ya en 2007, en su sección de Risk Management, Harvard Business Review señalaba que: “Toda empresa debe evaluar su vulnerabilidad a los efectos relacionados con el clima, como los cambios regionales en la disponibilidad de energía y agua, la confiabilidad de las infraestructuras y cadenas de suministro, y la prevalencia de enfermedades infecciosas.
Los líderes de la empresa deben evaluar sistemáticamente estos riesgos y luego decidir cuáles reducir mediante el rediseño de las operaciones, cuáles transferir a otros a través de contratos de seguros o de cobertura y cuáles asumir” En Chile, bajo el sistema actual de derechos de agua, se hacen aún más relevantes las alianzas público-privadas para enfrentar los desafíos locales que impactan a nuestra sociedad y la calidad de vida de las personas, las que, finalmente, conforman los mercados en los que las organizaciones quieren operar de manera sostenible. Estas surgen como una oportunidad para generar sinergias en la generación de información relevante para la evaluación de riesgos, diseñar medidas de gestión adecuadas e implementar soluciones que permitan seguir contado con los servicios que este vital recurso nos provee.