Independiente de nuestras diferencias y posturas sobre variados temas, me atrevo a decir que todos coincidimos en que el Día Internacional de la Mujer ‑el cual se celebra cada 8 de marzo- es una excelente instancia de reflexión acerca de cómo garantizamos los derechos, condiciones, cuidados, respeto y oportunidades que tienen las niñas y mujeres de todo el mundo para empoderarse, cambiar su destino y desarrollarse. Este un tema que atraviesa continentes, política, religión y género. Lo compartimos todos.
Mas allá de la importancia en términos éticos y morales que este tema tiene, existe una dimensión económica que es clave. Debido a mi realidad y a mi propia historia, me aproximaré a compartir algunas reflexiones.
Empujar el carro y aumentar la velocidad con que cambiamos y mejoramos los gobiernos corporativos de nuestro país, para que el talento femenino se visibilice, es responsabilidad de nosotras, las propias directoras y mujeres que ya llegamos a la primera línea, a través del efecto “spillover”.
Con efecto “spillover” me refiero a la capacidad de mujeres que están en la alta dirección de crear con el ejemplo las condiciones que nos permitirán reconocer, invitar, potenciar y capacitar a otras mujeres para que se logre ese mayor bienestar general que produce el contar con equipos diversos en todos los niveles de la organización. Mientras mejor identifiquemos el talento, capacitemos y motivemos, mejor será el desempeño de nuestras compañías.
Asimismo, en el ámbito de políticas públicas, es clave que los gobiernos y organizamos multilaterales incorporen elementos para permitir, facilitar y potenciar el desarrollo mujeres y hombres por igual. Asegurar el acceso y disminuir las brechas es un objetivo que debe partir desde la convicción de que es algo que nos beneficia a todos, no sólo a las mujeres. Christine Lagarde lo decía en sus múltiples intervenciones al referirse a este objetivo global tan imperativo (IMF, marzo 2019).
Por otro lado, la pandemia del covid-19 en el último año nos ha puesto a prueba. Las condiciones laborales y de vida de las mujeres han sufrido un retroceso no sólo inmenso, sino también muy difícil de revertir. La sobrerrepresentación de la mujer en trabajos menos remunerados, los sistemas de cuidado de niños, colegios, salas cuna, etc., no generan las condiciones necesarias para que las madres que trabajan fuera de su hogar puedan llevar a cabo sus funciones. Las mujeres han tenido que retirarse de la fuerza laboral y se estima que gran porcentaje no volverá a incorporarse. Esto sin duda es algo de lo que hay que hacerse cargo.
En el mes de la mujer, mi invitación es a aceptar el desafío propuesto por el International Women´s Day 2021 y “Chose to Challenge” para producir más spillover. En vez de centrar la discusión en si lograr mayor participación tiene que ver con cuotas o cuál es el porcentaje que hay que alcanzar, enfoquémonos en cambiar las organizaciones en las que trabajamos. Pongámonos la mochila de Choose to Challenge nosotras mismas, las que estamos en puestos privilegiados, y sin duda mejoraremos el gobierno corporativo, las políticas y condiciones para asegurar una mayor participación de mujeres en las organizaciones.
Rayemos cancha. Después hablemos de cómo aumentar la presencia femenina en directorios, primero visibilicemos a todas nuestras mujeres y demostremos el valor transversal que cada una de ellas entrega a las compañías. Hagamos la diferencia y elijamos desafiar en la búsqueda de asegurar los mejores resultados para la organización. Una diferencia en beneficio de todos.
Karen Ergas
Directora
Instituto de Directores de Chile