En la era actual, donde la conciencia ambiental y social crece, la sostenibilidad ya no puede considerarse un apéndice en la estrategia de negocio. Más bien, debería ser el latido cardíaco que impulsa y guía todas las decisiones empresariales. En un mundo donde la preocupación por el cambio climático, la ética y la responsabilidad social se intensifica, relegar la sostenibilidad a un área específica de la organización es ignorar la realidad del entorno empresarial contemporáneo.
Es en ese contexto que nos resulta sorprendente –y preocupante– que solo el 0,4% de los 240 directores de empresa encuestados recientemente por el Instituto de Directores de Chile identificaran la sostenibilidad como un tema relevante para la agenda del directorio en 2024.
Este fenómeno podría atribuirse a una posible limitación de perspectiva a corto plazo en los directorios, donde las urgencias inmediatas eclipsan las consideraciones a largo plazo. Sin embargo, es esencial que los directorios entiendan la sostenibilidad como la columna central de su agenda, de lo contrario, no solo puede afectar la reputación de la organización, sino que también impedir su capacidad para adaptarse y prosperar en un entorno empresarial cada vez más exigente.
Muchos hablan de que es difícil comprender a qué nos referimos con factores ESG, ya que es un concepto poco tangible y complejo de aterrizar, por ejemplo, a una matriz de riesgo o a un indicador para ser revisado en el directorio. En este sentido, uno de los desafíos para hacer empresas responsables es tener lineamientos claros respecto al quehacer empresarial en materia de gobernanza.
Desde el Instituto de Directores de Chile creemos que el camino radica en la implementación de un código de gobernanza. Sorprendentemente, Chile se encuentra entre los pocos países de la OCDE que aún no cuentan con un marco normativo que guíe y oriente los principios de gobernanza corporativa. Esto no solo representa una brecha respecto a las mejores prácticas internacionales, sino también una oportunidad perdida para fomentar la confianza, tan debilitada en el último tiempo.
En este sentido, hacemos un llamado a todos quienes hacemos empresas a establecer una mesa de diálogo para construir juntos un código que nos permita desarrollar y comprender los pilares que delinearan los principios de gobernanza en Chile. Este proceso debe ser inclusivo, donde empresarios, académicos, representantes de la sociedad civil y otros actores relevantes contribuyan con sus perspectivas y experiencias.
Esta mesa de diálogo no solo será el medio para crear un código, sino también una oportunidad para fortalecer el tejido empresarial de Chile y marcar el camino hacia mejores gobiernos corporativos y por ende una mejor sociedad.