Opinión

Análisis | Ética empresarial para un directorio resiliente

El 2023 ha sido una montaña rusa para los gobiernos corporativos en Chile. Marcados por distintos episodios que han tejido por un lado historias de integridad ejemplar y por otro desafíos éticos que resaltan la importancia de la transparencia y la responsabilidad. Por ejemplo, el caso Fundaciones no solo socavó la confianza del público, sino que también subrayó la necesidad apremiante de una supervisión más rigurosa y una cultura ética arraigada en los valores de las fundaciones.

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Otro tema emergente que se ha instalado con mayor fuerza en los gobiernos corporativos es la sucesión. La historia de un destacado empresario que se retiró proporciona un modelo que merece ser imitado. Su enfoque meticuloso y progresivo aseguró una transición sin contratiempos, garantizando la continuidad de la visión empresarial y la preservación de la cultura corporativa. Esta narrativa destaca la importancia de una planificación cuidadosa en el desarrollo de líderes.

Sin embargo, este año no estuvo exento de complicaciones para el mundo empresarial y de los negocios: tres CEO de grandes holdings chilenos fueron removidos de sus cargos por distintas razones. Incluso el caso más reciente de un reconocido abogado pone de manifiesto la importancia de una supervisión ética y la necesidad de fortalecer los mecanismos de cumplimiento.

Las nuevas regulaciones serán las principales preocupaciones y desafíos de los directorios este 2024, como es el caso de la nueva Ley de Delitos Económicos, diseñada justamente para aumentar la responsabilidad penal y civil de los miembros del directorio. Estas incluyen el fortalecimiento de los controles internos, la promoción de una cultura de transparencia y ética, y la adaptación a un entorno normativo en constante evolución.

Los directores deben reconocer que la integridad no solo es un imperativo moral, sino también un componente esencial para la sostenibilidad y el éxito a largo plazo de cualquier entidad. Es crucial que se realicen cambios significativos en los modelos de gestión, fortaleciendo los controles internos, fomentando una cultura organizativa arraigada en la ética y asegurando que la toma de decisiones se base en información veraz y transparente. Solo a través de un compromiso firme con la integridad y la adopción proactiva de las nuevas normativas, los directores pueden forjar un camino hacia un gobierno corporativo más robusto y ético, contribuyendo así a la construcción de empresas resilientes y confiables en el panorama nacional actual.

Cristián Lefevre.

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