El impacto de la pandemia en la participación laboral femenina ha sido prácticamente global. Pero en una muestra de 38 países desarrollados y emergentes, Chile ocupa la segunda mayor caída.
La reactivación económica a la que estamos desafiados como alta dirección nos demanda incorporar como pilar estratégico la perspectiva de género. Es principalmente en la casa donde tempranamente nos vamos familiarizando con esas representaciones del ser hombre y mujer, las que luego extendemos a los distintos espacios de nuestra vida social. O sea, como andamos por casa es como andaremos en esos otros espacios.
La pandemia aceleró procesos y cambios sociales que se proyectaban para el mediano plazo, pero junto con la aceleración de dichos cambios, experimentamos un retroceso dramático: la participación laboral femenina. Si bien este impacto ha sido prácticamente global, en una muestra de 38 países desarrollados y emergentes, Chile ocupa la segunda mayor caída.
En estudios realizados por REDMAD, hemos visto que en nuestro país hemos avanzado lentamente en la incorporación de la corresponsabilidad al interior de los hogares y en la vida social en general. Datos del INE muestran que un 33% de las mujeres no ha regresado a trabajar por razones de cuidado.
Por otra parte, el BID constata que América Latina pierde un 10% de ingreso per cápita debido a pérdidas de productividad por mala asignación de recursos (exclusión de mujeres talentosas en el sector empresarial).
La reflexión entonces es literal: “¿cómo andamos por casa?”
Somos nosotros, hombres y mujeres que ocupamos cargos en la alta dirección, quienes tenemos la responsabilidad de liderar estos cambios culturales para ir incorporando e instalando la perspectiva de género en nuestro quehacer: primero, partiendo por casa y de ahí llevarlo a las organizaciones y espacios que lideramos.
La incorporación de la perspectiva de género es multidimensional y requiere de actores privados, públicos y sociales. Hoy en día existen políticas concretas, como la Iniciativa de Paridad de Género Chile , donde las más importantes empresas e instituciones del país aún están al debe: de las casi 120 empresas que hoy están adheridas, solo 11 son parte de las 50 mayores empresas chilenas.
La reciente norma de carácter general 461 de la Comisión de Mercado Financiero apunta, en un sentido más amplio, a la sostenibilidad de las empresas, donde uno de los pilares es la diversidad en los directorios y en particular la participación de las mujeres en los mismos. En este sentido, hay que destacar el trabajo que está haciendo la industria minera, probablemente una de las industrias más masculinas del mundo, al instalar la perspectiva de género como uno de sus ejes estratégicos que hoy en día se gestiona a través de múltiples iniciativas.
En REDMAD, creemos en el poder que tienen las personas y las empresas para liderar e impulsar los cambios dentro de una sociedad. Estamos todos llamados a ser protagonistas de la transformación social en pro de la sostenibilidad y para enfrentar los desafíos que Chile requiere. Nuestra invitación es pasar hoy de la declaración a la acción.
Presidenta
Red Mujeres Alta Dirección (REDMAD)