Vivimos en un escenario lleno de cambios. Chile lo vivió desde la perspectiva social y, además de una forma silenciosa, también lo vive con las amplias sequías. Si miramos más allá de nuestras fronteras, los hechos que rompen con la cotidianidad se vuelven cada vez más complejos y más difíciles de predecir.
En un entorno cambiante, es crucial mantener el funcionamiento de la empresa. ¿Cómo logramos aquello? Con un directorio que así lo permita: más miradas, variados puntos y experiencias profesionales, con más foco en transparencia y generar confianzas dentro de la empresa —con nuestros colaboradores— y con nuestros stakeholders a todo nivel.
Con lo que está viviendo nuestro país, la confianza se posiciona como pilar fundamental para las compañías y el gobierno corporativo tiene un rol clave para conseguir el control y equilibrio necesario para reforzar las buenas prácticas de gestión.
En esa línea, los directorios tienen un gran desafío este 2020: incrementar la transparencia de la empresa y la confianza de los stakeholders. Para esto, es necesario desarrollar una estrategia de impacto social comunitario, tanto con sus colaboradores como con su entorno.
Al gobierno corporativo se le exigirá mayor preparación, pues se espera que los directores tengan una mentalidad innovadora, emprendedora y capacidad de actualizarse ante los retos y oportunidades de la transformación digital. El que no se adapta, el que no evoluciona, deja de funcionar… por más repetida y catastrófica que sea esta frase.
Es necesario llamar la atención en que la empresa ya no es una entidad orientada a los inversionistas, sino un actor social relevante, que debe contribuir a la sociedad. Por tanto, la definición de un nuevo propósito será clave para la sostenibilidad de las compañías.