Conceptos como Automatización, Inteligencia Artificial (IA), Internet Industrial de las Cosas (IIoT), Gemelos Digitales y similares son cada vez más frecuentes. Prácticamente todas las grandes empresas declaran tener planes de transformación digital o de construir canales digitales que los conecten con sus clientes. Todo eso está muy bien, pero la pregunta es si con esos planes se está cambiando la forma de llevar a cabo ciertos procesos o si la intención de fondo es Transformar el negocio, migrando hacia un espacio competitivo completamente nuevo y con poca o nula competencia.
La fotografía digital botó a un gigante como KODAK, que no creyó que las personas nunca más imprimirían sus recuerdos. NETFLIX vio en Internet la posibilidad de ofrecer un modelo de suscripción de bajo costo, libre de las restricciones tradicionales y con ello le “quitó el piso” a BLOCKBUSTER en el lapso de pocos meses.
Siempre he estado relacionado con la industria pesada y veo como muchas compañías luchan contra el “modo manual” de hacer las cosas. Desarrollan complejos planes para adoptar Automatización, IA y/o IIoT, se llenan de data cruda, hacen analítica básica para, el final del día, verificar los resultados de modo manual antes de tomar una decisión. Si se les pregunta si en algo ha cambiado para bien el número de detenciones de planta no programadas, la respuesta es lamentablemente negativa.
Lo mismo sucede con los fabricantes de las grandes máquinas que muelen, bombean, cortan, transportan, etc. Están llenas de sensores que generan muchos Mb de data por segundo para seguir teniendo que competir contra múltiples otros fabricantes en base a precio y, para peor, fallando sin que el usuario final haya podido prevenir dicha falla…y ni hablar de predecirla.
Son pocos los fabricantes de máquinas o equipos que han visto en IIoT e IA el medio para alcanzar un fin trascendental: transformar su modelo de negocio para siempre, llevarlo a un “Océano Azul” (1) y, más encima, darles predictibilidad a sus estados financieros. El mejor ejemplo son las turbinas de los aviones, que no pertenecen a las aerolíneas sino a los fabricantes originales, quienes en vez de venderlas las arriendan por hora por vuelo, incluyendo su mantenimiento. Pero ahora viene la gracia: los sensores al interior de la turbina permiten al fabricante PREDECIR la necesidad de darle mantenimiento a la turbina, y con ello ejecutar la actividad de manera programada antes de que falle, maximizando con ello la disponibilidad del avión para volar (que impacta positivamente en los ingresos) y minimizando las intervenciones de urgencia (impactando positivamente la estructura de costos).
Casos de éxito como el descrito nos dejan como lección que la tecnología (IIoT, IA, etc.) debe ser vista como lo que es: un medio para lograr un fin superior y no un fin en si mismo. Implementar tecnología para ahorrar en mano de obra directa o poder hacer lo mismo, pero de manera “menos manual”, puede aparecer como un buen negocio en una planilla Excel, pero en nada cambia la competitividad de largo plazo. Hacerlo para, por ejemplo, disminuir significativamente el número de detenciones no programadas de un proceso crítico y darle predictibilidad al mismo, disminuyendo los riesgos financieros asociados, es verdaderamente transformacional.
¿Qué diría usted si fuera accionista de una empresa que tiene asegurada una disponibilidad de planta por los próximos 5 años? No elegí la palabra “asegurada” al azar: Datos permiten predictibilidad y la predictibilidad permite la asegurabilidad. Dejo esta frase sobre la mesa hasta el próximo artículo.
(1)W, Blue Ocean Strategy by Chan Kim and Renée Mauborgne, Harvard Business Publishing, 2004.
Martin Schäfer
Director en Grupo Inversiones Norte
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