En Chile aún falta un marco legal que defina los principios de gobernanza corporativa. Por esta razón, desde el IdDC estamos llamando a todas las partes interesadas en el mundo empresarial a participar en un diálogo que permita considerar la pertinencia de la creación de un código que establezca claramente estos principios y guíe nuestra práctica empresarial en el país.
En esta ocasión, se discutió sobre la necesidad de modelos de autorregulación en ausencia de un marco regulatorio sólido y de las implicaciones de generar un nuevo Código de Buenas Prácticas de Gobierno Corporativo para Chile.
Frente a eso, María Teresa Vial, afirma que estos modelos deben tener estándares superiores a la regulación existente y ser viables para las empresas y, además, menciona el ejemplo del Código de Buenas Prácticas para el Comercio Electrónico de la CCS como un caso exitoso en Chile, adoptado por la mayoría de las empresas del sector.
A diferencia de otros países, el enfoque chileno en materia de gobierno corporativo es altamente regulado desde su inicio, cubriendo ampliamente áreas como la composición de directorios, derechos de accionistas, ofertas públicas, conflictos de interés y transparencia. Esta regulación exhaustiva deja poco espacio para la autorregulación en empresas sujetas a su alcance.
José Manuel, desde el sector bancario, comenta que su industria está altamente regulada por ley y que la forma de trabajo en Chile se enfoca en siete elementos básicos que cuentan con un marco legislativo y normativo, incorporando elementos de buenas prácticas que cumplen con las expectativas de clasificadores y bancos internacionales. A pesar de que la banca ha estado bajo un proceso regulatorio y de buenas prácticas durante un tiempo, actualmente persiste una brecha en cuanto al aprendizaje en muchas empresas e industrias. Estas están dispuestas a aprender y regularse, pero aún no han logrado hacerlo debido a la falta de comprensión sobre el rol de los órganos de gobierno corporativo, quiénes los conforman y cuáles son sus responsabilidades.
Ambos invitados coinciden que hoy existe voluntad y que hoy se requiere trabajar para avanzar en la construcción de un código de gobierno corporativo. Sin duda esto ayudaría a las empresas a establecer mecanismos que clarifiquen el que y como se debe avanzar en las formas en como establecer reglas para los órganos de gobierno como también en la relación entre directorio y administración.
¿Cómo se puede formar hoy día un buen modelo de gobierno corporativo?
María Teresa señala que existen brechas en temas de normativa y destaca la importancia de escuchar a las empresas reguladas y sus oportunidades de mejora. «Debemos trabajar en colaboración entre todas las empresas del país, desde las grandes hasta las pequeñas, y asegurarnos de que todas tengan participación. Esto, aclarando que el mecanismo, en términos de regulación y control, está en la escucha activa de todo tipo de empresas”, explica.
En tanto, José Manuel coincide con María Teresa al señalar que el marco regulatorio depende de la voluntad de las empresas y de su directorio, así como de cómo el gerente implementa estas regulaciones para evitar conflictos internos. Destaca la importancia de comprender la realidad de la empresa antes de realizar cambios significativos. “Es crucial reconocer que las empresas deben dedicar tiempo considerable a este asunto, ya que implica una estructura compleja. Además, en las medianas y pequeñas empresas, la falta de especialización y capacidad para abordar todas las áreas es evidente», dice José Manuel al enfatizar en la importancia de comprender la realidad empresarial, definir claramente roles y responsabilidades, y mejorar la gestión de riesgos.
Construcción de un Código de buenas prácticas:
Finamente, los participantes comentan la necesidad de desarrollar un código normativo que se comprenda como un instrumento para fomentar la interacción dentro de la comunidad empresarial. Este código debe permitir que las grandes empresas generen valor y, al mismo tiempo, brinden oportunidades de participación a las pequeñas y medianas empresas. Una relación horizontal es esencial en este proceso.
Construir un código de buenas prácticas contribuye a que exista más confianza en el mercado y José Manuel menciona que, en el ámbito bancario, es fundamental que una entidad grande cuente con una clara política de gestión de riesgos y buenas prácticas para abordar sus desafíos. Esto es altamente valorado en la actualidad.
“Debemos salir del pantano, debe existir disposición, voluntad, pero por, sobre todo, necesitamos trabajar y eso es un trabajo del gobierno y del mundo privado “, agrega el presidente de la ABIF.